martes, 17 de abril de 2007

Eloy había nacido en un hospital del seguro social, sus padres tenían dinero pero eran demasiado codos y sin embargo impredecibles; la mayoría de las veces en el árbol de navidad encontraba una bufanda o unos calcetines, pero ocasionalmente solía aparecer algún regalo excepcional, aquel regalo que todos los niños deseaban y pocos obtenían. Eloy era un niño muy inteligente que sabía aprovechar sus regalos con cautela, estaba acostumbrado a no enamorarse de las cosas materiales y podía ser muy compartido si se lo proponía pero todo para dar un golpe combo, sus padres le prepararon una vida difícil, pero el trataba de agarrar lo bueno y aprender de ello además de que le gustaba ser malicioso y vestirse de cordero cuando en realidad era un lobo; Eloy no era vengativo, pero le gustaba la justicia y si era la propia mejor; tuvo que sufrir la decisión de sus padres cuando imprimieron su nombre en el acta de nacimiento, siempre que conocía a alguien nuevo le pasaba por la cabeza la estúpida idea de sus padres por ponerle así y causar la poca creatividad fonética de sus compañeros por su nombre que por lo general siempre se remitía al mismo insulto, pero luego pensaba para sí mismo que si sus padres no le hubieran dado esa bendición no podría tener tanta malévola imaginación y tener la oportunidad de divertirse tanto haciendo justicia, porque de otra manera, es posible que sus compañeros no le dieran motivos para realizar su hobbie.
De vez en cuando realizaba inventos muy elaborados y en otras ocasiones se conformaba con pequeñas travesuras simples pero con mucho daño emocional, esas eran las mejores, pensaba, un menor esfuerzo y con un final para enmarcar ponía un reto a su creatividad.
Al principio construía artefactos o incluso compraba cosas con lo que le daban los abuelos o algún familiar que se compadecía por la codicia de sus padres, pero luego aprendió a comprarse cosas para su diversión solitaria y usar lo que tuviera al alcance de su mano para estropear la vida de quien a su juicio se lo merecía; usaba pociones mágicas que guardaba su mamá para mejoramiento físico; cremas aceites o incluso algunas otras más poderosas; tranquilizantes o alivio para el estreñimiento.
Salió del kinder siendo el líder de su salón, nadie se atrevía a tocarle o gastarle una broma; Eloy ansiaba entrar a la primaria; sus compañeros le mostraban tanto respeto que le aburría.

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